domingo, 18 de enero de 2009

Hace mucho (reeditado, el original se perdio)


Todavía recuerdo cuando era un bebe y mi mama solía sacar a pasearme a ver tiendas, o mejor dicho ella paseaba y yo lloraba y lloraba sin que nadie me pudiera callar, es que me era muy traumatizante todo esto, yo no tenia ni dos años y no entendía porque me ponían un traje tan incomodo y caluroso, y me subían a ese coche donde me ponían unas correas de las cuales no me podía liberar y lo mas importante, el porque mi mama le prestaba mucha mas atención a las cosas que veía en las vitrinas que a mi, tal vez es por eso que aun ahora me acuerdo de todo esto, por lo traumatizante que me resulto. Claro esta que yo todavía no sabia hablar, así que no le podía decir lo incomodo que eso me resultaba, por lo que me limitaba solamente a llorar, los extraños se me acercaban a tocarme las mejillas, una viejecita muy simpática siempre me las peñiscaba mientras yo la veía horrorizado. Realmente se me hacia muy traumatizante todo eso, sobretodo el como la gente movía y movía los labios y yo no sabia como interpretar lo que decían, era como ver todo a través de un sueño, con la diferencia de que estaba muy despierto y e sentía incomodo, fastidiado y húmedo (a lo mejor tendría algo que ver con mi pañal) y lo peor es que nadie me hacia caso y mi mama seguía mirando las vitrinas. Fue en ese momento que me pareció que esto había llegado muy lejos, esto era suficiente humillación para mi, tendría que usar mi arma mas poderosa, me puse a chillar con toda mi fuerza, tan fuerte que toda la tienda tenia que escucharme, tan fuerte que mi mama tendría que hacerme caso, tal como lo hacia siempre cuando me ponía así, había aprendido que el llorar es una buena forma de que te presten atención y sabia explotar muy bien ese recurso. Entonces mi mama saco de su bolso un pequeño juguete el cual reconocí de inmediato, es un lindo peluche el cual yo amaba mucho. Aunque no recuerdo su nombre, se llamaba "Puchi" o tal vez "Teddy" bueno eso poco importa lo más importante es que era un peluche extraordinario, poseía una magia encantadora, se ponía a bailarme y a cantarme, todavía recuerdo su voz, la recuerdo bien porque era muy parecida a la de mi madre, me cantaba canciones de cuna por las noches para hacerme dormir, y ahora me cantaba una canción muy alegre y yo no podía dejar de reír, quería tocarlo quería alcanzarlo pero no podía, me encantaba ver como bailaba y jugaba conmigo, era un juguete increíble, luego mi obsesión por agarrarlo se hacia más grande por lo que se lo arranche de las manos a mi mama como siempre lo hacia, en ese momento algo extraño siempre ocurría, era como si el muñeco al tocar mis manos perdía toda su magia, ya no me cantaba, ya no se movía, permanecía inerte, y no era gracioso, por el contrario me disgustaba y lo tiraba fuera del coche, pero luego sentía que lo extrañaba y me ponía a gritar y a llorar para que mi mama lo recogiera y me lo diera, ella lo tomaba en sus manos y el peluche volvía a cobrar vida, era algo hermoso, me volvía a cantar y yo volvía a tener el deseo de tenerlo en mis manos, pero siempre que lo agarraba, ese ser tan encantador y misterioso perdía toda su magia, por lo que lo volvía a tirar al suelo y de ahí a llorar nuevamente...

El vicio de escribir, 4 años después




Hace algún tiempo narre un relato de lo mas aburrido, trataba de lo corto de imaginación que estaba y de como a mis 21 años me estaba quedando sin ideas y me dificultaba el escribir, e incluso inventarle un final a una narración con la cual llevaba años y no podría terminarla. Ahora lo veo todo mas claro, ya tengo 25 años y escribo ahora, no con la misma gracia de antaño ni con la misma creatividad, pero si con el mismo gusto por la escritura que marco toda mi infancia. Estos años que me la pase sin escribir era como vivir en un mundo que no me pertenecía y a pensar que el marcar un nuevo comienzo significara mayores dificultades que cuando uno empieza de Cero, espero poder encontrar la creatividad que alguna vez me envolvió. Gracias por todo.

Atte.
Ernesto.